martes, 1 de junio de 2010


Los vulpinos (Vulpini) son una tribu de mamíferos carnívoros incluidos en la familia de los cánidos. Se conocen comúnmente como zorros, zorras, raposos o raposas.[1]

Actualmente están representados por unas 27 especies que se encuentran en casi todos los continentes, aunque la más extendida es el zorro rojo o zorro común (Vulpes vulpes), que habita en Europa y América del Norte. Otro ejemplo es el zorro polar, también conocido como zorro ártico.


Características generales [editar]

La mayoría de los zorros viven entre dos y tres años, aunque pueden llegar a alcanzar los diez años, o incluso sobrepasar esa edad en cautividad. Son generalmente más pequeños que otros miembros de la familia Canidae, tales como; lobos, chacales y perros domésticos. Sus rasgos típicos incluyen un fino hocico y una espesa cola. Otras características físicas varían según su hábitat. Por ejemplo, el zorro del desierto tiene largas orejas y pelaje corto, mientras que el zorro ártico tiene pequeñas orejas y un denso pelaje.

A diferencia de muchos cánidos, los zorros no son usualmente animales de manada. Son solitarios cazando su presa (especialmente roedores). Empleando una técnica de salto practicada desde una edad muy temprana, son capaces de matar a su presa raudamente. Se alimentan asimismo desde saltamontes a fruta y bayas. Presentan el fenotipo de glandula mamaria superdesarollada.

Los zorros son normalmente muy precavidos hacia los humanos y no se emplean como mascotas, aunque se llegó a domesticar una especie en Rusia tras 45 años de un programa de reproducción selectiva.



Conservación

En algunos países los zorros son una seria plaga. En Australia, por ejemplo, los zorros rojos (Vulpes vulpes), que fueron introducidos por el hombre en el siglo XIX, son probablemente el animal invasivo más dañino, siendo responsables de más extinciones que incluso los gatos y conejos. Irónicamente, algunas variedades de zorros en otras partes del mundo han sido declaradas especies en peligro.

Los zorros pueden ser muy útiles para propósitos agrícolas. Han sido empleados para controlar plagas en granjas frutícolas, dejando la fruta intacta.

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