Serpientes marinas
Tienen el veneno más mortal de la tierra, y sin embargo son inofensivas para las personas ya que son poco agresivas. Aún así impresionan y dan respeto. Se ven especialmente en el sudeste asiático, en muchos rincones de los mares de Indonesia, Filipinas, Nueva guinea,… todos ellos lugares de increíble belleza.
En estos sitios se cazan por su piel y en China por su carne, lo cual diezma sus poblaciones sin aparente solución. La moda de llevar cinturones, zapatos o bolsos de piel de serpiente hizo que se cazaran más de medio millón al año en una sola isla de Filipinas en la que lógicamente desaparecieron. Es increíble ver como los pescadores Filipinos bucean más de un minuto sin aletas y con gafas de buceo hechas a mano con madera. Tras la apnea, salen a superficie con 5 de ellas encajadas entre los dedos sujetas por el cuello, lo cual nos da una idea de la habilidad de estos pescadores y de la poca agresividad de las serpientes, aunque a veces si se las ha visto atacando a objetos flotantes de llamativos colores.
En tierra están indefensas. En el mar se alimentan de pequeños peces como los gobios o las pequeñas anguilas. Pueden inyectar unos 15 miligramos de veneno y solo 1,5 Mg ya son mortales para el ser humano. Después de morder a la presa, esperan el tiempo necesario para que actúe el veneno que inmoviliza y mata a la captura. Pasados unos minutos, se acercan y la engullen entera, empezando por la cabeza.
Les gusta el agua templada como pudimos comprobar en “Paradise” el punto de buceo más al norte de la isla de Sulawesi en donde se encuentran a pocos metros de profundidad chorros de agua muy caliente que salen entre las grietas de las rocas debido a la actividad volcánica del lugar. El agua de alrededor está posiblemente a unos 30º C, y en la zona pudimos encontrar un buen número de cobras marinas, impresionantes con sus anillos azul cian sobre el fondo negro azabache. Su color amarillo del vientre advierte de su potencial toxicidad y verlas nadar cerca desde luego que da respeto y atención. En cualquier caso, no intente emular a los cazadores Filipinos y si las ve, obsérvelas a distancia y no se acerque demasiado y mucho menos intente tocarlas.
Dependiendo de la especie, su tamaño varía considerablemente desde el medio metro a casi dos metros de longitud. Como sus parientes terrestres, respiran aire por lo que tienen que subir a la superficie cada cierto tiempo. Aunque se las ha llegado a ver a 40 metros de profundidad, normalmente están entre los 3 y 10 metros, nadando sin ninguna timidez por lo que no resulta complicado poderlas identificar. Tienen muy pocos predadores dado la potencialidad de su veneno, y sólo algunos tiburones, como el tigre, o las águilas de mar no se asustan por su presencia.
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