Comportamiento
El ciclo vital es de un año aproximadamente. Para convertirse en mantis adultas tienen que realizar el proceso de la muda seis veces, para ello se colocan en suspensión hacia abajo y saliendo por la parte anterior de la anterior cutícula se desprenden de la vieja muda.
Este insecto no es venenoso. Utiliza sus fuertes patas delanteras para atrapar a sus presas y devorarlas vivas. La mantis no siempre empieza por la cabeza de su víctima, y puede alargar su agonía durante minutos.
El macho suele usar sus alas para volar en busca de las hembras.
Alimentación
Su forma de caza es muy particular, ya que permanece casi inmóvil esperando que su comida pase cerca de ella, para luego atacar con extrema rapidez y descuarizar a su presa. Gracias a esto hay un tipo de arte marcial inspirada en ella y en su forma de atacar. Las presas pueden ser devoradas en parte o en su totalidad, dejando únicamente como restos del festín patas, alas o elitros, que la mantis escrupulosamente deja caer al suelo.
Para alimentarse, mantiene las patas delanteras juntas mientras espera para atacar, por lo que parece que está rezando. Si otro insecto se posa junto a ella, lo observará girando la cabeza y lanzándose al ataque de inmediato. Las mantis gozan de muy buena vista. Sus patas delanteras sujetan a la víctima y la mantis comienza a alimentarse de ella inmediatamente, incluso si su presa sigue luchando para escapar.
Es posible que se coman unas a las otras.
Si bien tienen preferencias por animales vivos para su alimentación, en cautiverio también pueden llegar a alimentarse de insectos muertos siempre que alguien se los acerque a sus patas raptoras o boca, aunque su actividad predadora se ve disminuida.
Reproducción
En la época de apareamiento la mantis hembra emite feromonas, atrayendo al macho y en esta época cuando sucede el único momento en la que los machos y hembras se reúnen. Durante este periodo las hembras se vuelven muy agresivas y, en ocasiones, acaban por comerse a su compañero durante o después del apareamiento empezando por la cabeza, aunque este comportamiento está bastante mitificado, ya que, si bien se da con frecuencia en cautiverio, es raro en libertad. La cópula dura 2 horas.
El proceso de apareamiento es muy simple. En primer lugar, el macho rodea a la hembra hasta saltar a su dorso y poner en contacto sus antenas con las de la hembra. A continuación, el macho se las ingenia para poner en contacto sus estructuras genitales con las suyas y depositar el espermatóforo, una estructura llena de espermatozoides, en el interior de la hembra.
La puesta de los huevos se hace en otoño y en primavera los huevos eclosionarán. Pone sus huevos en montoncitos espumosos (ootecas) que ata a las ramitas. La espuma se endurece pronto, lo que protege los huevos hasta que se abren. Cada saco puede albergar entre 200 y 300 huevos pero pocos sobreviven.
La mantis religiosa y el ser humano
La relación de la mantis religiosa con el ser humano ha sido un tanto contradictoria ya que por un lado ha despertado la curiosidad y la admiración y por otro suscita la desconfianza y el miedo. En general en España la cultura popular equivocadamente presenta a la mantis religiosa como un animal peligroso y venenoso a pesar de ser totalmente inofensivo, y siempre beneficioso para el ser humano pues devora gran cantidad de insectos. En algunos municipios la mantis religiosa recibe nombres vernáculos como "muerte" (Arroba de los Montes, Ciudad Real) o "caballito del diablo" (Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real) que revelan esa concepción negativa. Contrastan estas denominaciones con las de "religiosa" del nombre científico y común y la de "Santateresa" que hacen alusión a esa posición en la que parece que se encuentra rezando cuando en realidad está al acecho de sus presas.
El hecho de ser un gran consumidor de otros invertebrados como los saltamontes suponen que se considere como especie muy beneficiosa. Igualmente, su belleza y su agresividad parecen generar una especial atracción en muchas personas.
En cuanto a sus puestas u "ootecas" en algunos municipios eran consideradas como un buen augurio.
En la actualidad conviven esas dos concepciones y ya han aparecido prácticas de cría en cautividad de otros géneros alóctonos de la familia de los mántidos como laSphodromantis viridis o "gran mantis africana".
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